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El volcán Cotopaxi, un cono nevado casi perfecto que se yergue a 5.897 metros de altitud es algo único en el planeta y es quizá, junto a Galápagos, el mayor símbolo de nuestra geografía natural reconocida en el mundo entero.
Millares de montañistas de todas las nacionalidades han logrado su cumbre y otros tantos sueñan con hacerlo. Debido a que se encuentra en el centro del callejón interandino y muy cercano a varias ciudades como Quito y Latacunga, el Parque Nacional Cotopaxi es uno de los más visitados y seguramente donde muchas personas tocan por primera vez la nieve.
El imponente Cotopaxi, uno de los volcanes activos más altos del mundo, domina todo el paisaje del área protegida, que también incluye otros dos más pequeños, el Morurco (4.880 m), pegado al Cotopaxi, y el Rumiñahui (4.722 m), también muy cercano. El Cotopaxi se encuentra en la zona denominada “Avenida de los Volcanes”, nombre que el naturalista alemán Alexander von Humboldt en 1802 dio al conjunto de volcanes de la Sierra centro y norte del Ecuador. El ecosistema predominante en el parque es el páramo, con su flora y fauna especiales, por lo que la vegetación principal es de pajonal y pequeños arbustos de altura.
Desde Quito
Ingreso control Caspi. Para ingresar al parque se sigue por la vía Panamericana sur (tramo Quito – Latacunga) hasta el kilómetro 42, donde se encuentra el desvío para el ingreso al Parque. Desde aquí son 15 minutos por una vía asfaltada para llegar al puesto de control.
Ingreso control Norte. Se toma la Panamericana Sur hasta Machachi para luego seguir hasta el poblado de Güitig. Desde aquí se continúa por el camino empedrado hasta llegar al Pedregal. A 20 minutos se llega a la caseta de control.
Al ingreso del Parque Nacional Cotopaxi.
Control Caspi. Provincia de Cotopaxi.
(03) 305-3596
El Cotopaxi, la segunda montaña más alta del país, es un volcán activo y a veces incluso se pueden ver fumarolas, aunque su actividad nunca es como la de los vecinos Tungurahua y Sangay. En los flancos orientales del Cotopaxi y a lo largo del río Pita, que se dirige hacia el norte, se encuentran grandes rocas y material volcánico, consecuencia de la última erupción del volcán ocurrida en 1877. El Cotopaxi es el típico ejemplo de un estratovolcán: montes de forma cónica más o menos regular, resultado de la acumulación de rocas, arena y cenizas de erupciones sucesivas. Sobre este material se ha formado el suelo negro del páramo.
El sistema hidrográfico principal de la provincia homónima lo constituye el río Cutuchi, que nace en el Cotopaxi, formado a su vez por los ríos Manzana huayco y Rumiñahui.
Este río luego se convierte en el Patate y se dirige hacia la Amazonía.
En el sector conocido como Mariscal Sucre se encuentra un centro de interpretación que cuenta con varias salas de exposición, una tienda de recuerdos y cafetería. A 4.810 metros de altitud se encuentra el refugio “José Ribas”.
Sendero Páramo: Sale y regresa al Centro de interpretación. Se puede apreciar el encañonado de Mishauaico y las especies de la zona. El recorrido es de apenas 1 kilómetro y de dificultad baja.
Sendero Laguna de Limpiopungo: Sendero elevado por el borde de la laguna. Existen miradores para la observación del paisaje y de las aves acuáticas de este sitio: gallaretas, patillos y gaviotas. Desde aquí se aprecia también el volcán Rumiñahui.
Refugio José Rivas
Desde la entrada al parque se recorren unos 20 kilómetros hasta llegar al parqueadero bajo el refugio. El camino está señalizado y normalmente se llega sin problemas. Se alcanza el refugio luego de caminar aproximadamente una hora desde el estacionamiento, que está a 4.500 metros de altitud.
El Refugio es de nivel avanzado debido a la fuerte pendiente. Existen también áreas para acampar y hacer picnic como La Rinconada y Condorhuayco.
Se encuentra en el Parque Nacional Cotopaxi y fue construido por el Club de Ascencionismo del Colegio San Gabriel en la década de los 70´s, antes de la declaratoria del área protegida. El MAE en el año 2013 adquiere la infraestructura he inicia su remodelación, la cual contempla la ampliación de la infraestructura incrementando los espacios para alojamiento y alimentación, así como las baterías sanitarías, se instala aislamiento térmico en paredes, cubierta y piso. La obra se encuentra concluida y ha sido concesionada junto con las facilidades de El Boliche. Inversión: $382.086,15
Servicios del Refugio:
- Acceso a refugios limpios, con oferta de alimentación acorde a las actividades de acenso.
- Facilidades con valor agregado para alojarse como parte del proceso de acoplamiento previo a la coronación de los volcanes.
- Espacios con oferta de alimentación para visitantes del día, que van por otras motivaciones como visita de nevados, glaciales, conocer la nieve.
- Servicios complementarios como venta de artesanías
- Integración de las comunidades vinculadas a las reservas en la cadena de valor.
El Cotopaxi, monte sagrado para muchas etnias originarias, siempre ha causado admiración a propios y extraños. A pesar de que se lo vea todos los días, su majestuosidad nunca pierde vigencia. Su nombre, aunque no hay unanimidad al respecto, parece ser de origen Kichwa. De acuerdo con esto, la traducción más difundida indica que “coto” significa cuello o garganta, y “paxi” hace referencia a la Luna, por lo que su significado sería “cuello de Luna”
Las erupciones más violentas de que se tiene noticia sucedieron en los siglos XVI y XVII. En 1877 los flujos de lodo y piedras llegaron al océano Pacífico y la Amazonía, y afectaron gravemente a Latacunga y al valle de Los Chillos al suroriente de Quito. Las relaciones de Sodiro y Wolf cuentan que:
“El ímpetu con que las olas se levantaban y se caían empujándose y estrellándose una con otra, como un ejército de collados en la más alborotada lucha, el choque de las rocas y de los árboles arremolinados en aquella horrorosa tormenta, producía un estruendo fragoroso, al que se estremecía el suelo y estremecía los ánimos hasta muchas leguas de distancia”. (Sodiro, L. 1877. Relación sobre la erupción del Cotopaxi acaecida el 26 de junio de 1877. Imprenta Nacional, Quito.)
“Muchas personas no pueden convencerse hasta el día, de que las grandes inundaciones que desbarataron las llanuras de Latacunga, el valle de Chillo y la ribera del río Napo, habían provenido simplemente del derretimiento del hielo del Cotopaxi…” (Wolf, T. 1878. Notas: Memorias sobre el Cotopaxi. Quito.)
Al proteger mayoritariamente el ecosistema de páramo, resulta muy interesante conocer las adaptaciones de la vegetación para soportar y desarrollarse en un clima tan riguroso.
Las condiciones extremas del páramo hacen que las plantas desarrollen adaptaciones especiales. Según estas características pueden ser agrupadas en “formas de vida”. Seguramente, la forma de vida más abundante es la del pajonal: plantas con hojas largas y delgadas (que no parecen hojas) que no pierden tanta agua como las hojas anchas de la mayoría de plantas comunes. Las hojas permanecen en la planta tras su muerte, protegiendo a las frágiles hojas jóvenes y flores del centro del penacho. Los arbustos, comola chuquiragua, poseen hojas pequeñas y resistentes para soportar la escasez de agua utilizable. Muchas plantas crecen como densas almohadillas, generando un microclima interior que protege los delicados órganos jóvenes. Las rosetas sin tallo, como la achicoria y una de las valerianas, crecen contra el suelo y con sus hojas juntas para guardar humedad y generar calor. Los pocos árboles (como yaguales y kishwares) poseen hojas pequeñas, duras, peludas y brillantes para protegerse del frío y la radiación, y tallos que guardan el calor y el agua. Hay muchas hierbas, como gencianas, helechos y cachos de venado, que aprovechan la cercanía a estas otras plantas para vivir en el páramo.
El Cotopaxi tiene una hierba con su nombre, la Cotopaxia asplundii, de la familia del apio y que crece cerca de la laguna de Limpiopungo. Caminando por el páramo es relativamente fácil ver conejos, zorrillos e incluso venados y comadrejas andinas, conocidas como chucuris, así como gavilanes, guarros, quilicos y gaviotas andinas surcando el cielo. Con mucha suerte se pueden ver cóndores y bandurrias. En la laguna de Limpiopungo se ven gallaretas o fochas andinas y patos andinos nadando.
Dos mamíferos marsupiales habitan el parque, las raposas andinas y los ratones marsupiales. Los ratones de campo y los lobos de páramo son otras especies que habitan en el parque, aunque difíciles de ver. Las ranas marsupiales, los cutines, las lagartijas y las guagsas completan el abanico de diversidad.
Volcán Cotopaxi
El Cotopaxi también maravilla por su forma perfectamente cónica, su manto de nieves perpetuas y yana – sacha, una enorme pared de roca negra que parece un ojo, visible desde el norte. El cráter mide 800 metros de diámetro y 334 metros de profundidad.
Volcán Rumiñahui y laguna de Limpiopungo El volcán Rumiñahui es una montaña llena de picos que le dan una apariencia agreste. Nos recuerda al último guerrero indígena que resistió heroicamente la invasión española y cuyo nombre significa “rostro de piedra”. Los picos son paredes de 800 metros de alto que rodean la caldera que colapsó probablemente por el vaciamiento violento de la cámara donde se alojaba el magma. La laguna de Limpiopungo se encuentra a 3.800 metros de altitud y cubre 200 hectáreas aproximadamente.
No tiene un borde claro como otras lagunas sino que el terreno a su alrededor se va haciendo paulatinamente cenagoso. Tiene muchas plantas de totora entre las que anidan los patos; alrededor de la laguna vuelan gaviotas andinas y otras aves.
Valle Encantado y Cañón del Río Pita
En el lado oriental del parque, entrando por Machachi, se encuentra el Valle Encantado.
Desde aquí se pueden observar las huellas de la erupción más reciente del Cotopaxi: lahares (ríos de lodo ahora cubiertos por musgos y arbustos muy resistentes) y piedras, a veces enormes, que salieron como bombas del volcán.
El río Pita corre a través de un encañonado que se va adentrando en bosques y áreas agrícolas fuera del parque, donde forma cascadas impresionantes. Este es uno de los ríos que provee el agua potable que se consume en Quito.
Vestimenta. Ropa abrigada, poncho de aguas o chompa impermeable en caso de lluvia o garúa. Calzado apropiado, tipo botines de media caña en caso de caminatas medianas o largas.
Caminata hacia el refugio. Hay personas a las que les afecta la altura, en especial durante la caminata desde el parqueadero hasta el refugio del Cotopaxi. Camine lento y haga varias paradas para que el cuerpo se acostumbre a la altura. Si se sienten mareos o dolores de cabeza, es mejor descansar o incluso descender.